Hablemos de langostas y de selfies con langostas
Hay langostas en muchos de los estados del este de Estados Unidos, pero las de Maine son especiales. Eso me dijo el anfitrión de la cena de hoy, Mr. Dana, al abrir una caja donde rebosaba una docena de estos bichitos.
Luego sus dos hijas se tomaron un selfie. Libby, la que lleva gafas de sol, estaba de cumpleaños y tuvo el honor de servirse dos ejemplares.
Si has leído Hablemos de langostas, de David Foster Wallace, entonces sabes que comer estos crustáceos gigantes es una tradición en esta región. «¿Tienen miedo las langostas al ser devoradas?», se pregunta Wallace.
El texto en español está en la colección del mismo nombre en Debolsillo. Por momentos, es terrorífico. Imagina el grito de la langosta viva cuando la llevan a la olla hirviendo y el cocinero coloca la tapa.
Bon Appétit.
5 Comentarios
Librazo de Wallace. Su crónica ‘Gran hijo rojo’ sobre la industria porno en Estados Unidos es otra joya. Buena recomendación.
POBRES LANGOSTAS!
una tradición tal vez similar a la nuestra en Cuba de comer cerdo asado y yuca con mojito… tantas cosas pasan por las rutinas gastronómicas nacionales o regionales, tal vez uno no quiera aceptarlo por aquello de que no somos solo estómago, pero a veces el estómago nos define. Chau
Hola, Yadira. El estómago nos define y nos hace distintos y especiales en cada lugar. Somos animalitos de costumbres los seres humanos. Gracias por tu comentario.
vamos, le invito a comer cerdo asado, yuca con mojo y arroz congrí en Cuba, sacará toda una enciclopedia de la isla en una sola sesión de degustación gastronómica… si de definiciones por paladar y estómago hablamos creo que su gusto casi suicida (si algo nos pone al borde de la deportación ¿no es un poco riesgoso hacerlo?) por el ají panca es toda una definición