El Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y Propiedad Intelectual es un gigante del estado peruano que, entre miles de cosas, atiende los reclamos sobre discriminación en las empresas y servicios. Hace casi dos décadas, por ejemplo, su trabajo cobró mucha notoriedad cuando sus funcionarios salían de noche a visitar discotecas y restaurantes. No lo hacían para divertirse sino para descubrir, in fraganti, a los negocios que ejercían una especie de apartheid: solo las personas blancas ingresaban.

Los casos más emblemáticos están descritos en un libro alucinante:

Por obvias razones, los funcionarios del Indecopi tienen una aproximación bastante legalista al racismo y la discriminación. Así que el taller que facilité en junio de 2019 fue un espacio para conocer otras entradas al problema. Revisamos la historia del racismo y la desigualdad, desde Aristóteles hasta Donald Trump, y también conversamos sobre racismo estructural, colonización, colonialidad, identidades (mestizx, indígena, indix, cholx, blancx). Hablamos de privilegios y subordinación. Y, al final, los asistentes se sentaron a reflexionar en grupos sobre cómo acabar con este problema desde el Estado.

Hubo exposiciones:

Planes de gobierno:

Un detalle interesante. El día 1, mientras los participantes se presentaban (quién eres, qué haces, por qué estás aquí hoy), tomé nota de algunas palabras que usaron:

Perdonen la caligrafía. Esas palabras forman parte de nuestra vida cotidiana. De lo que decimos y nos decimos. De lo que pensamos sobre otros, sobre nosotros.

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